ESTA SEMANA se ha desarrollado en Tenerife el II Congreso
Mundial de Desarrollo Sostenible e Islas "Gestión de Recursos y
Residuos", en el cual hemos asistido a un enriquecedor debate sobre la
problemática de los residuos en espacios insulares repartidos por todo el
mundo, desde Hawai y las islas del Caribe hasta las Azores o Canarias, pasando
por Malta o Mallorca, entre otras. La información y las experiencias que hemos
compartido territorios tan dispares, pero con problemas similares, debe
motivarnos una reflexión urgente sobre la situación de los residuos en
Tenerife.
Canarias no puede mantenerse más tiempo como una burbuja,
sin movimiento, sin tomar decisiones que resultarán cruciales para las próximas
generaciones, pero también para el presente más inmediato. La generación de
residuos supone ya un talón de Aquiles para este territorio, que ocupa la
segunda posición nacional, en relación a su superficie, en producción de
residuos. Para tomar estas decisiones es necesario, imprescindible, que la
sociedad participe para alcanzar el mayor consenso posible y afrontar la toma
de decisiones que marcarán un camino para el futuro. El Cabildo Insular de
Tenerife tiene a disposición de toda la ciudadanía el Plan Insular Territorial
Especial de Ordenación de Residuos, en cuyo preámbulo aparece destacado
"de cara a iniciar la participación ciudadana antes de optar por
soluciones finales (...) se abre un periodo donde los ciudadanos podrán
consultar el documento, exponiendo cuantas dudas o sugerencias crean
convenientes". Más allá de discursos huecos o posiciones maximalistas
debemos alcanzar un acuerdo que permita a esta isla sobrevivir ambientalmente y
no verse colapsada por el aluvión de residuos que amenazan con rebosar nuestros
vertederos.
No queremos ser reiterativos en el discurso, pero tampoco
podemos minusvalorar la importancia del momento y lo crucial de la elección que
finalmente realicemos con el tratamiento de los residuos. El Plan Insular de
Residuos va a comprometer numerosas variables para el futuro ambiental y para
la calidad de vida de los tinerfeños, sin olvidar su destacada influencia en la
economía y en la buena salud de las empresas y de los diferentes sectores, con
especial atención al turístico.
Hasta hace unos pocos años, sin embargo, no parecía un
problema que comprometiera nuestro bienestar. Con el paso del tiempo y el
desbocado crecimiento económico y poblacional que han experimentado nuestras
islas, lo es, y es que durante mucho tiempo buena parte de lo que hoy llamamos
y considerábamos basuras eran reutilizadas como recurso doméstico y local. Los
cambios en los hábitos de consumo, la urbanización acelerada de la población y
un incremento del nivel de vida de los ciudadanos han motivado un aumento
también más que significativo de la entidad del problema, que hoy en día tiene
una magnitud tremenda y desconocida en estas latitudes insulares.
En producción de residuos hemos alcanzado niveles europeos,
no sólo en renta per cápita sino también en producción de residuos. Hemos
superado los 500 kilos / persona / año en Tenerife. En este momento estamos
reciclando hasta un 7 por ciento de esta cantidad, mientras en países como
Dinamarca o Alemania alcanzan valores cercanos al 50 por ciento. Para reducir
esta diferencia es necesario un cambio social y cultural, apoyado por una fuerte
inversión pública y privada que reafirme la idea, expresada en este texto, de
que se trata de una cuestión fundamental para nuestra sociedad. No podemos
perder un sólo día. Hemos de alcanzar un entendimiento global que supere
nuestras diferencias políticas o ideológicas en aras de buscar la mejor
solución para esta isla. Nos jugamos una parte importante de nuestro futuro en
esta decisión.
Con el actual sistema los números son suficientemente
elocuentes: dentro de 12 años habremos colmatado el actual vertedero de Arico y
en otros 12 no nos quedará espacio material para depositar las basuras. Las
tres R, el reciclado, la reducción y la reutilización, continúan siendo una
línea de pensamiento y acción prioritaria y preferida por esta Administración.
Sin embargo, la entidad del problema rebasa ampliamente nuestra capacidad de
gestionar los residuos sin tener que aplicar nuevas soluciones. Es prioritario,
urgente y necesario que los tinerfeños y tinerfeñas asumamos que los residuos
representan un grave problema y que no sólo es responsabilidad de la
Administración pública, sino de toda la ciudadanía, desde el esfuerzo y la
preocupación individual, buscar la mejor solución posible.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 20 de Noviembre 2005