SIRVAN estas palabras de homenaje a unas generaciones
heroicas de tijaraferos que pusieron ilusión y trabajo para conseguir el tesoro
del agua de las entrañas de la tierra. Buscar agua que sabía mejor en la seca
piel quemada por el sol de poniente, en un suelo que carecía de fuente que daba
el nombre a unos minos que sólo manaban en invierno cuando llovía; situación
aún más dura con las características climáticas que tenían y tienen: abundantes
horas de sol y poca lluvia.
Tijarafe ha estado a lo largo de su historia y
hasta los años sesenta del pasado siglo bebiendo agua del aljibe que se llenaba
con las aguas y fango que corrían por los caminos, sólo complementados con agua
salobre de pozos costeros construidos al pie del acantilado que era
transportada en barriles, odres o folas para abastecer a la población o al
ganado. Los pozos del Porís,
Tijarafe era una isla seca dentro de La Palma , rodeada por los
acantilados costeros y la pared del Time, con la cumbre mordida por La Caldera y compartiendo
penalidades con Puntagorda tras los barrancos de Garome e Izcagua. Es en este
marco geográfico cargado de dificultades en el que queremos hacer un homenaje a
un pueblo que, con apoyos colectivos e individuales, hoy tiene un importante
nivel de bienestar en el que los frutales de secano -almendro, viña, higueras,
etc- y los cultivos de regadío -plátanos, aguacates y hortalizas- proporcionan
un importante nivel de riqueza a sus moradores; riqueza que debemos gestionar
con el máximo cariño para próximas generaciones porque cada almendro, cada
cantero, cada aljibe es parte del patrimonio que generaciones de tijaraferos
nos han dejado tras una dura lucha cargada de penurias y sacrificios.
Qué decir de la galería del Covoco, del Canal de los
Minaderos, del Pozo de la
Prosperidad , de las galerías de Aguatavar, Pozo del Noroeste,
etc. y otras siete galerías secas; kilómetros de galerías construidas con un
pico y una mandarria, ya que en muchos casos se carecía de compresor y dinamita,
e incluso con raíles de madera.
La lucha político-económica de un grupo de tijaraferos fue
heroica, como pone de manifiesto la creación de la cooperativa La Prosperidad ante una
actitud feudal en los primeros riegos en La Punta. Conocí
personalmente a don Eloy y la dura lucha que mantuvo con un grupo de
tijaraferos por el pozo de La Prosperidad. No conocí personalmente a don
Antonio González Yanes, que puso en marcha el canal de la galería de Los
Minaderos, la obra que aportó agua para beber a la población del noroeste de La Palma , desde Hoya Grande
hasta el Time. Luego han venido otras obras, como el pozo del Noroeste y el
canal del Estado.
Tijarafe hoy ha de sembrar y plantar ilusión e imaginación y
apostar por un futuro en el que la experiencia del trabajo, del sacrificio, del
esfuerzo, regada por el agua y con la juventud de ahora, haga fructificar un
futuro en el que agricultura, cultura, naturaleza, turismo, las energías
alternativas y otras actividades económicas de los tiempos que corren sean compatibles
con todas las tradiciones e historia.
El futuro de Tijarafe es posible en la armonía con la
historia, con la naturaleza, con el respeto al pasado en el que las higueras,
el almendro o el aljibe no sean sinónimos de miseria y olvido. El futuro hemos de
construirlo en armonía con la naturaleza, con raíces de almendros plantados por
nuestros abuelos, sin olvidarnos de los pinos escamoteados o afeitados, hijos
de una leyes y de la dura supervivencia de cada día.
Sean estas palabras de homenaje y respeto a los hombres y
mujeres que han dejado el Tijarafe más próspero social y ambientalmente en la
historia de este pueblo. No olvidemos que el agua se alumbró en época de
miseria, de emigración, cuando las luces del carburo que alumbraron los túneles
de las galerías estaban cargadas de esperanza y de emoción. La generación joven
de hoy no defraudará a los que alumbraron con carburo y manejaron la mandarria
alimentados con gofio sin conduto. Seguro que no nos van a defraudar.
Los tijaraferos de este homenaje son los hijos y los nietos
de la Fuenteovejuna
palmera que en el pozo de La
Prosperidad hicieron frente en la época predemocrática a la Guardia Civil , que
en numerosos momentos detenían a una parte de los agricultores, pero por la
puerta trasera del edificio del pozo entraban campesinos sustitutos a defender
el agua y la dignidad de un pueblo que no sólo la necesitaba, sino que también
les pertenecía porque el barranco de las Angustias y la Caldera de Taburiente no
podía sólo aportar bienestar a una parte de los isleños marginando al resto.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 31 de Agosto 2008