domingo, 5 de noviembre de 2006

El agua y las alegrías consumistas


ESTA SEMANA la ministra de Medio Ambiente, doña Cristina Narbona, hace unas declaraciones significativas sobre los límites en el consumo de agua por habitante y día: 60 litros, más allá de si son cuarenta o cien litros está claro que los consumos adecuados por persona y día ante el modelo vigente hasta ahora de -creced y multiplicaos-, ha llegado a un techo, es decir, las Leyes de la Naturaleza nos obligan a hacer un uso razonable y racional del líquido elemento. Pues hasta ahora, doña Cristina Narbona, había propuesto la construcción de macrodesaladoras para resolver los problemas de agua en el Sur y Sureste Peninsular como alternativa al magno proyecto del Trasvase del Ebro.
Hasta el presente, sólo sectores del mundo ambiental habíamos planteado que no podíamos continuar construyendo campos de golf, piscinas, jardines tropicales y un largo etcétera demandante de agua que, en algunos casos hipotecaban los acuíferos sobreexplotándolos, y en otros demandaban ingentes cantidades de petróleo en complicados procesos de desalación.
Las comprometidas declaraciones de la ministra de Medio Ambiente hemos de leerlas en la Isla de Tenerife, puesto que hasta el presente ha dominado en el Estado y en las islas una filosofía con "alegrías consumistas" que es bueno analicemos en estos inicios del Siglo XXI. Veamos algunos datos: en 1940 la Isla tenía 261.812 habitantes, en el año 2003, morábamos en Tenerife 836.400 habitantes de derecho y más de un millón de hecho, mientras que en 1940 el 80 % de la población no tenía agua corriente, ahora, afortunadamente, disponemos de agua corriente el 99 % de la población, con unos consumos medios por habitante y día que rondan los 200 litros. El turismo inexistente en esos años hoy supera los cuatro millones, con consumos medios superiores a los 300 litros turista y día.
La producción de agua de la Isla ha alcanzado un nivel significativo, gracias a la construcción de galerías y pozos, encontrándose las galerías en un descenso importante, pasando de 178 millones de metros cúbicos año en 1980, a sólo 127 millones de metros cúbicos el año 2004 ; mientras los pozos han pasado de 45 millones de metros cúbicos a 70, siendo a destacar que los manantiales y la escorrentía se mantienen en torno a 6 millones de metros cúbicos, mientras las desaladoras superan ya los trece millones de metros cúbicos. No olvidemos que los pozos y galerías han empeorado su calidad, demandando un alto consumo de energía, tanto en los bombeos en los pozos, como en la desalinización de aguas de galerías, ante el comportamiento de la calidad de las mismas. Cambio en los usos del agua, no olvidemos que en la década de los 80 más del 60 % del agua estaba destinada a la agricultura, hoy los consumos agrícolas a penas alcanzan el 40 % y los consumos urbanos turísticos superan el 51 % de la producción insular.
En este nuevo marco de relaciones entre recursos y población parece claro que el actual modelo consumista, es decir, consumo de agua ilimitado por habitante con modelos de derroche desde la jardinería a los electrodomésticos, a los campos de golf, los jacuzzi, etc. es insostenible. El mercado ha tocado techo como regulador vía precios, sin priorizar usos y consumos.
Las declaraciones de la ministra, litro más o litro menos, son, sin duda, significativas, máxime cuando están dichas en un continente con ríos, y sólo con 80 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras nosotros somos más de 400 los que vivimos en cada kilómetro cuadrado. Declaraciones que están en consonancia con una Ley de Aguas que defendimos para esta tierra hace más de 20 años.
Por todo ello, con toda la humildad que se quiera, creemos que es bueno hacer una reflexión en voz alta de las propuestas de la señora Narbona, que tomen nota los compañeros del PSOE en la Corporación Insular que piden desaladoras para disponer de caudales ilimitados para todo el mundo, eso sí, con presupuesto del Cabildo, pues Madrid no tiene presupuesto para obras hidráulicas en las islas, no queremos pensar que en las declaraciones de la ministra pesen más las razones presupuestarias que las ambientales.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 5 de Noviembre 2006