ESTA SEMANA el Cabildo de Tenerife le ha entregado la
Medalla de Oro de la Isla al Casino Unión y Progreso de Arafo.
Arafo no fue sólo un oasis de cultivos y alumbramientos de
agua en el seco sotavento insular, sino que fue un vivero en el que germinaron
numerosas semillas de compromiso social y democrático.
Este municipio, junto a San Miguel y Fasnia, ha sido de los
pueblos del Sur de Tenerife en los que ha habido mayor actividad cultural a
diferencia de otras zonas de nuestra geografía insular. En consecuencia este
Casino arafero ha sido un oasis vivo, sobre todo, en la época predemocrática en
que se realizaban diversas actividades culturales, sociales e incluso, políticas,
ya que entonces no era fácil encontrar un espacio para el desarrollo de las
mismas, tanto en el sotavento como en barlovento insular. Por eso, este
merecido reconocimiento del Cabildo tenemos que situarlo en un Arafo más
solidario, con una riqueza mejor repartida al igual que San Miguel y Fasnia.
Por ello, no es extraño que el número de estudiantes universitarios, la
agricultura y una serie de elementos de desarrollo económico y social, hayan
sido más dinámicos que en otros municipios en los que la tierra estaba en pocas
manos.
Arafo desde los manantiales de Añavingo hasta la perforación
de galerías a comienzos del siglo XX, fue un oasis económico y cultural. Así,
en los años 40, los caudales hídricos de este pueblo y el de Candelaria
atendieron las necesidades de las personas y de la agricultura desde Valle
Guerra a Punta del Hidalgo, llegando también a La Laguna y Santa Cruz a través
de los canales de Araca y Río Portezuelo. Posteriormente, se incorporaron los
canales de Araya y Güímar-Santa Cruz.
Es así como este pueblo en los años setenta, no sólo tenía
una agricultura próspera por su abundancia de agua y un compromiso intelectual
digno de elogios, sino que las galerías de: Piedra Cumplida, Agrícola de Arafo,
Amance, La Saleta, Añavingo y Risco Azul, aportaban más de 1.800 pipas hora al
servicio de gran parte de la Isla.
Precisamente en este Arafo rico y próspero, sus mujeres y
hombres, no sólo se interesaban por el mundo de la música, sino que tenían una
participación activa en la vida política y social del momento. No es casual que
aquí hayamos tenido debates encuentros y seminarios relativos a temas
sociopolíticos y económicos del futuro de las islas y del resto del mundo en
plena etapa del franquismo. Entre ellos, recuerdo un acto con Ramón Tamames y
otros intelectuales, celebrado cuando las islas vivían y sufrían la falta de
democracia.
Es aquí donde creemos que el Cabildo ha hecho justicia en
otorgar la Medalla de la Isla por los 100 años de vida del Casino Unión y
Progreso de Arafo. Méritos ganados, sin duda alguna, por unos socios activos en
la vida política y social de los araferos, siendo un referente, un modelo para
los tinerfeños en general, sin olvidarnos de una directiva eficaz que ha
superando muchos obstáculos, e incluso, un intento de clausura de dicha
institución en plena democracia por alguien al que nunca le ha gustado el
desarrollo intelectual de sus vecinos.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 29 de Octubre 2006