EL PASADO FIN DE SEMANA una triste noticia conmocionó a la
sociedad tinerfeña con la pérdida de don Enrique Talg, un ecologista activo y
convencido en la defensa del medio natural de la Isla de Tenerife.
Eligió este rincón del Atlántico para desarrollar unos
principios y unos valores de respeto a la cultura y a la naturaleza de la
tierra que lo acogió.
Este canario de adopción demostró un alto nivel de
conocimientos, ya que fue capaz de combinar con éxito el medio urbano, rural,
medioambiental y la actividad turística, con el respeto a los valores humanos y
medioambientales de una forma modélica.
Don Enrique ha dejado una impronta, en especial, en su amado
Valle de la Orotava, donde a menudo alzó su voz contra la progresiva
urbanización de las plataneras y de los terrenos de cultivo, generando lo que
el definía como "la ruina del paisaje".
No somos partidarios de los panegíricos justo cuando alguien
de la importancia de este hombre nos deja, pero esta pérdida se ha hecho sentir
porque se trataba de una personalidad relevante, de un aliado inestimable que
teníamos los que a diario luchamos por y para el Medio Ambiente. Es cierto que
provenía de un sector económico que no suele destacar por su militancia a favor
de la naturaleza, y es por eso por lo que su voz se convertía en una referencia
fundamental para los ciudadanos en general y para todos los que estamos
vinculados con la defensa de la Naturaleza en especial.
Este isleño universal, nacido en el continente europeo,
tenía un arraigo integral con la Isla Tenerife. Desde el cardón a la violeta
del Teide, llevaba su compromiso más allá de los imponderables.
Económicamente vinculado al turismo, ya a comienzo de los
años 70 defendió el etnoturismo, (vincular el turismo a las bodegas, a los
guachinches tradicionales, a los senderos y caminos etc.).
Convirtió el Hotel Tigaiga en el vivo ejemplo de una empresa
comprometida ambientalmente, siendo esta posiblemente la instalación más
premiada por instituciones públicas, agencias de viajes y por una de las
operadoras de turismo más solvente del mundo como la Tui. Hoy podemos disfrutar
de un paseo por sus modélicos jardines y de un servicio excepcional de la mano
de su amable personal. En suma, se trata del modelo de turismo que todos
desearíamos para Canarias. Creo que los homenajes son más generosos cuando se
hacen en vida, pero no siendo este el caso por lo inesperado de la noticia,
queremos con estas líneas dedicar a su nombre un sendero al que él dedicó en la
defensa mejora y conservación, más de 20 años de su vida profesional.
Como buen naturalista que era, nos sugería constantemente la
mejora de ciertas infraestructuras en nuestros espacios naturales, con especial
atención a los caminos y senderos. Aficionado a caminar, conocía el potencial
de nuestra naturaleza para el turista amante en sumergirse en la verdadera
esencia de un viaje, ya que uno de sus objetivos primordiales era que ese
"turismo de calidad" considerase al Puerto de la Cruz, como su
"campo base" de largas caminatas por los bosques de la Corona
Forestal, por las laderas de Tigaiga, por los Órganos de la Orotava, por las
Cañadas del Parque o por las empinadas faldas del Teide.
Fruto de ese esfuerzo continuado y desinteresado de su
persona, el Cabildo Insular ha llegado a un acuerdo con el Ministerio de Medio
Ambiente, la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias y la
Federación Canaria de Montañismo para la creación, señalización y homologación
de más de 500 km. de caminos y senderos que surcarán de este a oeste y de norte
a sur la Geografía de nuestra Isla. Creemos que el mejor homenaje que le
podemos tributar a una persona que ya podemos considerar universal es hacer
realidad el proyecto por el que luchó durante muchos años, comenzando por su
"Ruta del Sol" del Valle de La Orotava, que él mismo encargó a un
equipo de técnicos para que le redactaran un proyecto que luego nos presentó y
que ya se ha puesto en marcha.
Dentro de unas décadas, nativos y visitantes recorrerán
estas arterias naturales sin saber que la tenacidad y el respeto al Medio
Ambiente de personas individuales hicieron posible toda esta herencia de una
sociedad y de un tiempo ya casi olvidado.
Aunque hoy sentimos tristeza por su pérdida, nos reconforta
saber que sus hijos han heredado su amor por nuestra tierra y por sus ideales
más íntimos, con la convicción absoluta de que continuarán la línea de trabajo
y compromiso de su padre. A pesar de ello, es inevitable pensar que esta
sociedad, al perder a un hombre de la calidad humana y profesional de don
Enrique Talg, es a partir de ahora un poco más pobre en su patrimonio
intelectual.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 8 de Octubre 2006