domingo, 18 de febrero de 2007

Arar en el volcán


EL PASADO SÁBADO hicimos la ruta del almendro entre la plaza de Santiago del Teide y Arguayo. Un recorrido de unos doce kilómetros y de una riqueza incalculable, en cuanto a vivencias de un pueblo castigado por la naturaleza, puesto que la mayor parte del territorio está ocupado por malpaíses y apenas hay tierra en la que el arado no encuentre un centímetro de ella sin piedras, que unido a la dureza del suelo no tuvieron mejor suerte con el sistema de propiedad de las tierras, en manos de un señorío semi-feudal hasta hace relativamente poco tiempo, incluso el último medianero don Esteban, nos dirigió unas palabras en la Plaza, haciendo un repaso por la historia reciente del Municipio.

Este sábado se cumplió el décimo año en el que hacemos la ruta guiada con la participación del Ayuntamiento de Santiago del Teide, el Cabildo, Asociación pro-defensa del almendro "Los Poleos", a la que posteriormente se le incorporó la Cooperativa "El Cardón". En esta ocasión, se desbordó la asistencia con un número importante de jóvenes y de extranjeros.
La asignatura pendiente está en incorporar al cultivo las tierras antaño cultivadas de frutales, arando, podando y atendiendo los almendros y las higueras, aumentando la producción de frutos secos, mejorando la repostería con frutos de la tierra, hoy invadida con almendras e higos de importación y mejorando la comercialización en el mercado local. La revalorización de este paisaje y su cultura, no se producen sólo en los ámbitos urbanos, sino que tenemos síntomas de recuperación en los ambientes locales con un cambio de rumbo. Hemos visto cercados que han vuelto a mejorar podando y limpiando la maleza de los frutales, incorporándose jóvenes en agricultura de fin de semana. Giro importante, después de un largo período de olvido y marginación para el agro local y, en particular, en los cultivos de secano en los baldíos. Necesitamos que los jóvenes del lugar incorporen en su escala de valores una cultura y economía en un mundo de la llamada modernidad en que todavía se tiene el concepto de que el campo es sinónimo de incultura y pobreza.
Este paisaje tiene los días contados si no conseguimos un cambio colectivo de los vecinos en el mantenimiento de los frutales que pueblan la zona. El volcán da almendros si hay campesinos que pongan cariño a los árboles, huérfanos desde hace algunos años de manos que los mimen. Hay que crear condiciones para que nuestros jóvenes dejen de tenerle alergia al campo. Es posible su cultivo en agricultura a tiempo parcial.
Felicitemos al Ayuntamiento y en particular a la concejala María Candelaria por los diez años de compromiso con su paisaje y su cultura. Diez años de encuentro con la cultura y el esfuerzo de un pueblo que ha sido capaz de poner semillas y plantas sobre un suelo de lava casi humeante para conseguir unos escasos alimentos en las llamadas manchas situadas entre malpaíses, descascajando y levantando cercados de piedras y majanos en los bordes de las tierras cultivadas.
Ahora nos recreamos en las higueras, almendros, paredes y caminos que aún sobreviven, compitiendo, incluso con la flora silvestre, siendo el museo vivo del ayer de un pueblo pobre en recursos materiales, pero vivo en inteligencia y capacidad de trabajo que humaniza un territorio en el que hasta los lagartos tienen dificultades para sobrevivir.
Estoy plenamente convencido, de que el futuro del campo depende de que mejoremos aspectos sociales y culturales hacia las personas que se comprometen con el mismo.
El presente ejemplo con plantas duras, capaces de sobrevivir en unos gramos de tierra, sin apenas lluvia, rodeado de escobones, pinos y tabaibas, con una floración potente, incluso en un año seco como el presente, nos demuestra esta dura realidad.
Felicitar de nuevo al alcalde y concejales por la degustación de productos de la tierra que ofrecieron a los caminantes en el polideportivo de Arguayo y también felicitar a los participantes y organizadores del concurso de postres y dulces expuestos en el mercadillo de Santiago, demostrando una vez más, que la calidad de lo autóctono prima sobre lo foráneo.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 18 de Febrero 2007