EL PASADO SÁBADO se inauguró en el Camino de San Diego una
instalación pionera en Canarias, un lugar de encuentro para actividades
culturales y deportivas dirigido a un sector tradicionalmente marginado en la
historia económica y social de las Islas; hablamos de los llamados ciclos
económicos que van desde la caña de azúcar hasta la industria del turismo.
En muy pocas ocasiones se le han dedicado unas letras a los
aspectos tradicionales de la alimentación de la gente de nuestras islas donde
la ganadería ha sido clave, por ello, la instalación inaugurada el pasado fin
de semana es un punto de encuentro, de dignificación de un sector merecedor de
un reconocimiento histórico que revalorice en lo social y en lo económico una
actividad que hasta hace unos años no existía en las estadísticas ni en ningún
otro registro de datos económicos del Archipiélago. Sin embargo, hoy al igual
que ayer, la ganadería no solo produce alimentos frescos, sino que juega un
papel estratégico en la alimentación de nuestro pueblo, generando incluso más
beneficios que otros sectores importantes para nosotros, como pueden ser los
plátanos y los tomates.
La Casa del Ganadero tiene que contribuir a que tengamos un
mayor respeto al campo y a su gente, y el que decida vivir en el entorno rural
no pueda hacer uso de la cinta métrica y de un marco legal anacrónico para
alejar vacas, cochinos y gallinas a varios kilómetros de su residencial porque
su pituitaria tiene propiedades olfativas más delicadas que las de los
santanderinos u holandeses que viven rodeados de ganado, o porque el gallo
cante a las cuatro de la madrugada y le altere el sueño.
La casa y la finca en la que se enclava este centro de
actividades es también el fruto de la voluntad y el trabajo de personas como
Pedro Molina y Ricardo Melchior, que llevan mucho tiempo en el empeño de
mejorar la vida del sector y de las familias que en él trabajan. Instalaciones
que serán con toda seguridad un enclave de dinamización en cuanto a deportes
autóctonos se refiere. Arrastre, ferias de agricultura y ganado incluido el
caballar, juegos de escolares en los que hay una participación importante,
degustación de productos frescos de nuestro agro, etc., encontrarán aquí un
espacio con unas instalaciones adecuadas que les garantice un futuro a muy
largo plazo, especialmente a la Feria Ganadera de San Benito, que cumplió este
año su treinta aniversario.
La Casa del Ganadero será con toda seguridad un faro que
alumbrará el camino que debe de seguir nuestra ganadería, pero también debe de
ser un lugar de debate e ideas de donde partan iniciativas para mejorar y
simplificar una mareante burocracia en cuanto a legislación del sector se
refiere.
Aquí también el Plan Territorial Ganadero debe de informar y
asesorar para sembrar una ilusión de futuro con el campo y los campesinos y que
despierte un compromiso social y ambiental con los urbanitas que utilizan el
campo como un mero lugar de residencia, viviendo de espaldas al mismo.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 25 de Febrero 2007