ESTOS DÍAS se familiariza Brasil con Canarias, pero no
por la samba, los sambódromos y el carnaval carioca, sino por las voces
cargadas de razón que se han alzado diciendo que tenemos problemas para la
importación de 60 millones de kilos de carne; situación ésta que se complica
por la dependencia que tenemos para el abastecimiento de las Islas y en la que,
a las limitaciones físicas, presión demográfica y escasez de pastos, hay que
unir la delicadeza de la pituitaria del hombre canario que no quiere ganadería
en un kilómetro a la redonda.
Sin embargo, los hechos les dan la razón a los magos. Y esto
ocurre porque, casi siempre, éstos suelen tener los pies en el suelo gracias a
los numerosos estudios que han realizado en la universidad de la vida y a algún
que otro máster en gestión de la miseria que ahora llaman insostenible. Estas
líneas pretenden aprovechar la coyuntura para que nuestro pueblo y, en
particular los jóvenes, miren con más respeto a lo que aún queda de agro en
Canarias y rescaten lo que puedan antes de que los tiempos se pongan peores;
cosa que parece que puede ocurrir tras un largo período de bonanza y que, por
otra parte, no sería sorprendente porque el mundo funciona cíclicamente.
Estas líneas también son un reconocimiento al Cabildo de
Tenerife. Hace algunos años, cuando la abundancia de la leche y la carne
inundaban la Unión
Europea con montañas de mantequilla y leche deshidratadas y
llegaban a utilizarse para alimentar a los cochinos, dos personas como Ricardo
Melchior y Pedro Molina tuvieron la feliz idea de apoyar la ganadería en
nuestra tierra. Ahora los tiempos han cambiado y los alimentos baratos parecen
que son historia. Por ello, el que hoy tengamos una cabaña ganadera con más de
70.000 cabras con un significativo peso en aves, vacunos y cerdos, junto a una
industria relacionada con las mismas, como es la fabricación de quesos en
Benijos, Arico, Santa Úrsula y demás municipios, donde hay más de 70
miniqueserías fabricando queso artesanal, funcionando y cumpliendo con unos
estrictos requisitos sanitarios europeos, es mérito de Ricardo Melchior y todo
el personal del Cabildo que han trabajado duramente para poner en marcha este
proyecto.
Y eso no es fruto de la casualidad, sino del trabajo de unos
hombres como Ricardo y Pedro que, en época de bonanza y del instalado y
arropado entorno del progreso, las luces del neón y ante la demanda de la
construcción de un sambódromo para el carnaval chicharrero, apostaron por un
sector social económicamente marginado.
Este reconocimiento es extensivo al colectivo que ha luchado
desde el anonimato por la dignificación social y económica de los ganaderos y
también a Ricardo y Pedro, el primero desde las instituciones públicas y el
segundo desde el sector, que nos han dejado un gran patrimonio para todos los
tinerfeños. Ambos han jugado un papel fundamental a la hora de sembrar y
recoger las semillas y los esquejes de un compromiso de futuro con esta tierra.
Por ello, el premio que ha recibido Ricardo Melchior esta semana en Madrid
procedente del Ministerio de Agricultura y la presentación del libro del
arrastre de ganado, que tuvo lugar en nuestra Isla, son unos surcos más en la
recuperación de las tierras balutas, esperando que la cosecha del 9 de marzo
permita que Ricardo Melchior continúe desde Madrid sembrando compromiso e
ilusión con los hombres y mujeres de esta tierra.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 17 de Febrero 2008