EL PASADO SÁBADO tuve la fortuna de asistir en Barlovento a la Junta de la galería de agua
de los Tocaderos, con toda seguridad una de las tres galerías más profundas de
Canarias. Es bueno recordar que cuando abrimos un grifo en Tenerife o La Palma , el agua que mana por
los mismos en más del 80% procede de los más de 2.000 kilómetros de galerías
perforados en estas islas, galerías que se han cobrado muchas vidas y
sacrificios de nuestro pueblo.
En consecuencia, no fue un acto social, ni
tampoco una reunión de los socios de una cooperativa o de una sociedad
mercantil, sino un homenaje a una generación que hoy no está con nosotros, que
sembró con ilusión la semilla del esfuerzo y del sacrificio de los derechos con
obligaciones. Para aquellos que desconozcan la galería de los Tocaderos, hemos
de señalar que se ha perforado en las rocas del Norte de
¿Cómo entienden los ciudadanos que en el pueblo que dispone
del agua más barata de Canarias estemos perforando una galería con costes
superiores a los 2.000 euros el metro? Todo esto se entiende en una cultura del
esfuerzo y el trabajo en los hijos y nietos de una generación que vivió y
sufrió no sólo la escasez de agua, pues Barlovento carecía de ella, incluso,
para beber en los años secos, sino de otros alimentos básicos. Pero la cultura
del trabajo y del esfuerzo caló de tal manera que la galería de los Tocaderos
es hoy un sentimiento, un símbolo, una seña de identidad; tema éste
lamentablemente maltratado en nuestro sistema educativo y también olvidado en
la vida política de las islas, en las que hoy tenemos agua en el grifo, desde La Graciosa hasta el Faro de
Orchilla. Estas galerías fueron construidas con pico, pala y mandarria e
incluso, en muchos casos, con pólvora y dinamita y con una gran precariedad de
medios.
Las desaladoras y un espejismo del supuesto progreso nos han
hecho olvidar en poco tiempo la cultura del ahorro, de la economía, de los
recursos y de un buen uso de los mismos. Eso sí, todos los días hablamos de la
sostenibilidad y del medio ambiente, mientras parte del agua alumbrada en
Barlovento se pierde porque no hay campesinos, ni agricultura que riegue en
campos balutos, mientras gran parte de los alimentos que llegan a este pueblo
del norte de La Palma ,
al igual que otros muchos puntos de Canarias, los importamos de los lugares más
insospechados. Cosas del progreso.
Estas líneas no pretenden mirar hacia atrás, porque no todo
tiempo pasado fue mejor, pero tampoco peor. Todo lo contrario: debemos apostar
por el futuro, puesto que futuro es también leer nuestro presente, dejando
espejismos y falsos sueños consumistas y situándonos también en Kyoto, en los
problemas del clima y en lo que ocurre en esto que llamamos aldea global, en la
que lo pequeño y lo próximo hemos de entenderlo mejor, entre otras cosas porque
el acercamiento y las comunicaciones entre los pueblos requieren 80 millones de
barriles de petróleo diarios, que son los que consumimos en el planeta.
Por todo ello, los sesenta y seis años de sacrificio por
varias generaciones para alumbrar el líquido elemento en la galería de los
Tocaderos es un aporte importante de riqueza para las próximas generaciones,
que dispondrán del mismo, sin dependencia del petróleo y sin emisiones a la
atmósfera de CO2. Es en dicho marco en el que queremos hacer un homenaje a todos
los hombres y mujeres que han luchado por el agua, en una tierra ambientalmente
más sostenible y socialmente más justa.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 3 de Febrero 2008