domingo, 11 de mayo de 2008

El helicóptero


ESTAMOS a las puertas de un verano sin invierno en el que, sin lugar a dudas, ante la coyuntura económica que tenemos en el entorno canario, debiera hacernos reflexionar sobre el futuro y, en particular, en la gestión medioambiental y la lucha contra los incendios mal llamados forestales.

La realidad de nuestra tierra, en la que apenas quedan agricultores, nos hace temer que tengamos incendios en zonas antaño cultivadas y, en consecuencia, en entornos de población, como de hecho ha ocurrido en La Gomera. En otros puntos del archipiélago en los que las tierras están balutas, unido al hecho del abandono de los entornos urbanos, se nos pueden repetir situaciones como las vividas en Vallehermoso, Agulo y Hermigua, acontecimientos que vivimos en Tenerife el pasado verano en Masca, Santiago del Teide y San Francisco de la Montañeta, entre otras poblaciones.
Por ello, estas líneas son reiterativas, porque parece que los responsables políticos de las islas no están entendiendo las situaciones que podemos vivir. En este marco, el presidente del Cabildo de La Gomera insiste en el helicóptero y en continuar con la contratación de personal para barrer carreteras y vías públicas y no en acercarse a una problemática que significa, entre otras cosas, prevención como principal medicina o tratamiento para la lucha contra el fuego. Es decir, no repetir el viejo proverbio chino de dar pescado, sino enseñar a pescar.
El helicóptero, o los helicópteros, y las máquinas se están convirtiendo en sueño, como a veces les ocurre a nuestros niños con los juguetes, porque si no labramos y limpiamos todos los entornos de población, los riesgos son importantes y poco pueden hacer los helicópteros, como ocurrió en La Gomera, cuando el humo, el viento y la topografía dificultan la actuación de las máquinas. Y es en este marco en el que hay que insistir que el helicóptero es un medio auxiliar, cuando hay personal de tierra que conozca el territorio y, sobre todo, que es fundamental que se haya retirado el combustible, esto es, hierbajos, matorrales, zarzas, etc. Es decir, que el fuego no encuentre un terreno abonado para su expansión, como ocurrió en estos días en la isla colombina.
Hemos de reunirnos con los agricultores que aún cultivan la tierra y crear condiciones sociales y económicas para que labren, planten y siembren sus parcelas. Por otra parte, hay que penalizar a aquellos que tengan las tierras sin labrar y, en ese mismo marco, el Cabildo gomero debe rehabilitar instalaciones hechas supuestamente para el campo que están en el dique seco, como la miel de palma en Alojera, miel de abeja en Las Rozas, quesería de Alajeró, cámara frigorífica para papas y otros productos en Vallehermoso, etc., etc., obras hechas con dinero público alejadas de nuestra realidad rural.
Nos parece triste que los entornos de los caseríos no estén cultivados, y en consecuencia, tengamos en La Gomera esperando a los berros y las verduras que llegan cada tres o cuatro días desde Tenerife e incluso desde Gran Canaria. Lo ideal es tener agricultores que las produzcan en los territorios insulares, pero esa es otra filosofía de la que muchos se están olvidando y que, tarde o temprano, nos pasará factura.
Las instalaciones con las que se soñó en La Gomera para reanimar el campo, esto es, queserías, bodegas, instalaciones frigoríficas para hortalizas y verduras, mercadillos del agricultor, etc., son el mejor arma de prevención clara contra el fuego, porque no sólo podemos hablar de Garajonay y de las zonas forestales, sino también que el fuego se produce casi siempre en el entorno de zonas habitadas, sean tierras de cultivo y caserío.
Por ello, en este marco, en La Gomera o en Tenerife, tenemos que animar a actuaciones como las que ha hecho el alcalde de San Juan de la Rambla, Manuel Reyes, al dirigirse a los vecinos para que labren sus tierras y fincas, y limpien los entornos de sus casas. Por supuesto, hemos de poner dinero público para ayudar a que esto ocurra, máxime cuando tenemos las circunstancias de este año, donde el viento y la sequía han arruinado la siembra de papas.
Si hacemos esto y animamos a los jóvenes a incorporarse al campo y el Parlamento de Canarias saca una ley que aligere y anime las actuaciones en el campo, a labrar otra vez las tierras, con mejoras en las comunicaciones y en las infraestructuras hídricas y con limitaciones a las importaciones de choque de alimentos, estaremos haciendo prevención. Tema éste, el de las importaciones, que no es baladí, porque en muchas circunstancias arruinan a nuestros agricultores y ganaderos, como ocurre, por ejemplo, con el vino, ya que en Canarias sólo consumimos el 15% de la producción local, mientras las importaciones de choque crean deseconomías en los viticultores; o situaciones similares con productos lácteos, en el que el apoyo a nuestra ganadería ha de ser algo más que declaraciones. Es decir, no podemos ni debemos crear en esta cultura urbana consumista el sueño de que el helicóptero o el juguete que se quiera resuelve, como en las películas, el maldito fuego.
Las leyes de la naturaleza nos dicen que altas temperaturas, viento y combustible son el cóctel necesario para los incendios y, en muchas ocasiones, provocados por los pirómanos, tema policial que aún no se ha resuelto. Es en este marco en el que hemos de entrar en La Gomera, en Tenerife y en otros puntos para plantearnos el futuro. De ahí que el trabajo que ha hecho el Cabildo de Tenerife en temas como las bodegas, las queserías, las redes de riego y depósitos de agua en zonas forestales, etc., son pasos importantes a los que tenemos que sumar el que nuestros agricultores y ganaderos se sientan animados a seguir realizando su trabajo en un año en el que los problemas de la sequía son muy graves.
Creo que es bueno que mi ex alumno Casimiro recuerde el mayo francés y aquella famosa frase: "Seamos realistas, pidamos lo imposible". El helicóptero, sin campesinos gomeros y gente que se tizne, pertenece a lo imposible como solución a los incendios.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 11 de Mayo 2008