EL PASADO DOMINGO se celebró en San Diego la XXXII Feria de Ganado
y las Tradiciones de San Benito en las instalaciones de la Casa del Ganadero; feria que
ha sido recuperada en los últimos años por Agate (Agrupación de Ganaderos de Tenerife)
y que es apoyada por el Ayuntamiento de La Laguna. Hemos de
destacar el alto nivel de participación en el arrastre y los deportes
tradicionales con la incorporación de jóvenes, la fiesta y la tradición
asociada a la tierra y a la gente que la cultiva y la cuida.
Los ganaderos han
cuidado con mimo y esmero sus ejemplares, con las referencias sanitarias y de
control, y han presentado unos ejemplares extraordinarios de vacas del país,
cabras, ovejas y perros de presa, incorporándose este año los caballos e
incluyendo no sólo el arrastre sino también las tradicionales corridas de
sortija.
En la Feria
hubo una participación de los veteranos, los iniciadores del arrastre de hace
32 años, siendo los hijos los que competían y produciéndose la participación de
17 niños, muchos de ellos nietos de los que soñaron hace 30 años. Así, se
producen factores claves en la cultura agraria: la transmisión familiar de
valores y aptitudes en una sociedad que ha devaluado lo rural, asociando
progreso y futuro al dinero fácil y al consumo en el que el "tunning"
es una referencia de vida para numerosos jóvenes y tantas otras modas consumistas
son el modelo que hace de faro para alumbrar el futuro. Sin lugar a dudas este
vivero agroganadero puede ser una de las referencias en eso que llamamos una
sociedad que mira hacia la sostenibilidad.
En San Diego aflora no sólo el deporte y una cultura del
trabajo, del sacrificio de un pueblo que ha vivido en un territorio con pocos
recursos en el que el dinero no era lo más importante. La subsistencia, la
familia, la amistad, se compartía; cada familia aspiraba a la autosuficiencia,
la vaca y los sembrados eran subsistencia pero también eran referencia de vida
y de trabajo. Hoy, la cultura del dinero es la referencia, la intermediación y
las importaciones han devaluado el trabajo en el campo, los valores urbanos se
han impuesto, las carreras y el culto al coche desplazan los valores agrarios
rurales.
La situación de los recursos y, en particular, de los
alimentos nos obliga a una lectura con pausa y reflexión de lo que aún tenemos
de valores y conocimientos de los tiempos pretéritos. Es, sin duda, una apuesta
por una sociedad más equilibrada entre campo y ciudad, entre el coche y el
burro, entre pasado y futuro. No idealicemos el campo como la arcadia feliz,
pero tampoco pongamos un coche en los altares porque mientras tengamos la
necesidad de comer, el campo es necesario. Es en este campo en el que los
avances tecnológicos, en los que el coche es una expresión de los mismos, es
una referencia significativa. Por lo tanto, hagamos que convivan en equilibrio
ambas culturas.
Quiero terminar estas líneas felicitando al colectivo de San
Benito por su defensa las tradiciones y la cultura agroganadera en este largo
periodo de tiempo, creando un vivero o almácigo del campo y su cultura en el
corazón de Aguere.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 27 de Julio 2008