domingo, 10 de diciembre de 2006

Campesinos y Naturaleza


NO NOS CANSAREMOS NUNCA de recordar la relación que existe entre los campesinos y el medio ambiente; la lucha contra el fuego no es la resultante sólo de unos equipos de extinción gestionados, con mejor o peor acierto, por el Cabildo, sino que cada día estamos más convencidos de la relación directa entre prevención y lucha contra los incendios. En este marco es en el que queremos situar estas líneas, ya que estas fechas de diciembre suelen ser también de balance de los resultados o de los fracasos que hemos obtenido a lo largo del año en curso.

La separación entre agricultura y medio ambiente es un planteamiento teórico alejado de nuestra realidad, ya que gran parte de lo que ocurre en nuestros montes tiene que ver con actitudes colectivas de los ciudadanos que habitamos la isla y de nuestro comportamiento. En ese sentido, no hay colectivos que estén más ligados y con relaciones más directas con nuestros montes que los agricultores y los ganaderos. Esto explica que su actitud la consideremos -desde la administración medioambiental- clave a la hora de leer lo que ocurre en la geografía insular. Un ejemplo positivo de los resultados que ofrece el trabajo conjunto con estos colectivos a favor del medio ambiente lo tenemos en la campaña anual de quema de rastrojos.
La coordinación con los técnicos y trabajadores del Cabildo Insular de Tenerife para realizar las mencionadas quemas, con las mayores garantías de seguridad y prevención, ofrece año a año un modelo de colaboración que debería ser extrapolado a otros órdenes de la vida diaria. La práctica totalidad de los agricultores notifica y solicita autorización y apoyo para quemar sus rastrojos, y las brigadas de medio ambiente velan por su correcta ejecución y están atentas a evitar cualquier propagación accidental del fuego. Se trata -insistimos- de un ejemplo de participación y de compromiso de una parte de esta sociedad en la defensa y en la conservación del medio ambiente.
Un balance sucinto indica que se han realizado en los últimos 11 meses hasta 1.513 quemas controladas. En 1988, año de inicio de este trabajo conjunto, sólo tuvieron lugar 443 quemas autorizadas. Esto significa que los agricultores de Tenerife han desterrado la peligrosa costumbre de quemar clandestinamente los rastrojos, normalmente en las primeras o en las últimas horas del día, o cuando el mar de nubes oculta la zona. En consecuencia, esas quemas "ocultas" generaban gran cantidad de conatos e incendios forestales, que hoy no tenemos, afortunadamente. Ahora hemos institucionalizado unas relaciones con los equipos de medio ambiente del Cabildo que evitan la propagación del fuego y han generado un nuevo clima en la gestión ambiental insular. Al final se han detectado 54 quemas no autorizadas, que a su vez han generado 13 incendios, un número que no deja de disminuir cada año, reflejando una clara tendencia a la baja. Asimismo, también se ha logrado aumentar las quemas en primavera y otoño, reduciendo el número de alarmas estivales.
Este nuevo marco de relaciones entre la Administración y la sociedad agraria nos induce a enfrentar el futuro con optimismo y, sobre todo, a agradecer el civismo de nuestros agricultores. No sólo queremos hacerles llegar nuestra más sincera felicitación -más allá de las fechas en que nos encontramos- sino también difundir entre el resto de la comunidad tinerfeña la importancia de la colaboración ciudadana e informar de que en el éxito de las últimas campañas de incendios ha tenido mucho que ver la participación de miles de campesinos y campesinas de esta isla. Este colectivo no siempre ha sido bien entendido en sus relaciones con el monte. Además, las administraciones debemos realizar un esfuerzo suplementario por conectar más y mejor con ellos, revalorizando su papel como productores de alimentos, mantenedores de un paisaje y cuidadores del medio ambiente.
La potenciación de la agricultura de medianías insular supone garantizar un espacio libre de incendios en las proximidades de la Corona Forestal y, lo que es más importante, unas buenas relaciones de colaboración entre el personal de medio ambiente y nuestros agricultores.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 10 de Diciembre 2006