domingo, 31 de diciembre de 2006

El año 2006 y el día de la trilla: el final de un ciclo

ES COSTUMBRE en el lenguaje campesino hacer un balance de la cosecha de cereales una vez aventado el grano, puesto que de ese momento depende no sólo el éxito de la cosecha anual, además de la alimentación de las familias, es decir, el gofio del siguiente año. Este domingo ponemos punto final al año y solemos aprovechar estos días para hacer repaso al año transcurrido y, de esta forma, dar a conocer a los lectores del periódico EL DÍA algunos hechos y trabajos realizados por el Cabildo Insular de Tenerife en los últimos 365 en materia de Medio Ambiente.

Tampoco queremos caer en falsos triunfalismos ni en proclamas electoralistas previas al próximo mayo. Somos perfectamente conscientes de que la gestión ambiental de una isla tan compleja como Tenerife sólo es posible a través de un trabajo continuado y esforzado de un amplio colectivo de trabajadores públicos con la colaboración de toda la isla.
De la misma manera, nos sentimos obligados a comunicar e informar de nuestras acciones a los ciudadanos, es decir, gastamos recursos públicos y la sociedad debe saber en qué emplea la Administración el dinero de sus impuestos. Para empezar nos referiremos a uno de los ejes principales de la política ambiental del Cabildo, la defensa y la conservación de nuestros montes. En este marco hemos continuado una labor comenzada hace doce años, con las "entresacas" (pasar de 2.000 ó 3.000 pinos por hectárea a menos de 1.000, para que los árboles no se conviertan en bonsáis y tengan suficiente espacio vital para desarrollarse). Este trabajo ha abarcado este año hasta 250 hectáreas, sólo en el Valle de La Orotava. También hemos continuado la sustitución de especies foráneas por la vegetación endémica de la isla, hemos cortado eucaliptos en El Rosario (Huelgues), Tacoronte (el Salto del Naranjo) pinos insignes en El Sauzal (Cabeza de Toro) y en otros lugares del noroeste tinerfeño para replantar laurisilva. Además se han repoblado más de 50 hectáreas del maltrecho bosque termófilo de varios puntos de la isla (Güímar, Tacoronte, etc.)
Nuestras cuadrillas han "peinado" sin descanso enormes masas forestales limítrofes con áreas de cultivo abandonadas para limpiarlas de matorrales, potenciales y peligrosos combustibles para un gran incendio. Por supuesto, la reforestación y el cierre del anillo forestal en el sotavento isleño han continuado, no sin las dificultades que algunas épocas de sequía manifiesta han producido. Hemos tenido que regar artificialmente para lograr que decenas de miles de pinos canarios se consoliden sobre un suelo degradado, con el consiguiente freno a una erosión galopante y amenazante en las laderas de las cumbres de Arico y Fasnia. Lo que parecía un imposible se ha convertido en una realidad comprobable a simple vista de todo el que se desplace a esa zona de la isla. Y han sido los trabajadores y trabajadoras de medio ambiente que han desarrollado esta labor, anónima y apenas reconocida por la sociedad, en un medio inhóspito y difícil, los principales responsables de este singular enriquecimiento de nuestro patrimonio natural.
En otro orden de cosas, hemos de señalar que se han realizado importantes mejoras en la granja cinegética de Aguamansa y que vamos a abordar en los próximos cuatro años un ambicioso proyecto, en colaboración con otras administraciones y con la Federación Canaria de Montañismo, para la rehabilitación, señalización y promoción de más de 600 kilómetros de antiguos caminos senderos en toda la isla de Tenerife.
Los residuos urbanos y el Plan Territorial de los Residuos de la isla de Tenerife han ocupado una parte importante de nuestra atención, puesto que se trata de un tema estratégico y esencial para el futuro de esta sociedad. La elaboración y discusión del citado plan, que pretende sentar las bases definitivas de la gestión de los residuos urbanos para las próximas décadas, ha necesitado poner de acuerdo a todos los agentes sociales y económicos de la isla. Nuestro objetivo es que este esfuerzo de diálogo y consenso vea la luz a través de su aprobación definitiva por el pleno del Cabildo Insular en el primer trimestre de 2007.
En esa línea, hay que recordar que hemos terminado por fin la "planta todo en uno (separación en destino de los residuos urbanos)", donde se van a tratar más de 150.000 toneladas, de las que podemos llegar a reciclar hasta el 50 por ciento. Además, se ha avanzado en la corrección de un polígono industrial dentro del Complejo Ambiental de Arico y se está a punto del cierre de la celda Nº 1 (el año pasado se cerró la que contenía los 18 años de basura acumulada en el PIRS de Arico), para evitar emanaciones al aire de biogás.
Estamos abordando un importante programa de educación ambiental vinculado a los residuos que pretende llegar a toda la población en edad escolar de la isla. Para ello contamos con la Consejería de Educación y la colaboración de los profesores. Tenemos claro que para apostar por mejorar el futuro ambiental de esta isla hay que trabajar con los más jóvenes. Las enseñanzas que interioricen ahora las llevarán consigo toda su vida.
En cuanto a los incendios forestales es obvio que hemos vuelto a tener un buen año, no tanto porque no se hayan producido fuegos, que cada vez son más numerosos, sino porque cada vez los apagamos más pronto. Nuestros equipos humanos y materiales conforman uno de los operativos más prestigiosos de todo el país. Sin embargo, no nos dormimos en los laureles, continuamos en una formación continua de nuestros hombres y mujeres que luchan contra el fuego, mejorando sus medios y, sobre todo, invirtiendo ingentes esfuerzos en la prevención y mentalización de la sociedad, para que evite en sus desplazamientos o actividades en el monte causar incendios por descuidos o imprudencias. Hasta el momento lo hemos conseguido pero no bajamos la guardia.
Anaga y Teno, puede que las dos "joyas de la corona" de los espacios naturales tinerfeños, junto a la Corona Forestal, continúan mejorando en sus dotaciones presupuestarias y de recursos humanos. Nos sentimos orgullosos, ahora que se van a cumplir 10 años del nacimientos de los Parques Rurales, de cómo se ha conseguido integrar a la población de estos espacios naturales, convenciéndoles de que era posible mejorar sus condiciones de vida a la vez que defendíamos y potenciábamos sus actividades tradicionales y la economía local, respetando y conservando su biodiversidad y su paisaje. El mérito vuelve a ser de los equipos responsables de las respectivas Oficinas de Gestión de los dos parques.
Sin duda, también nos damos cuenta de nuestras carencias y problemas. Trabajamos a diario para paliarlos y resolverlos, pero no siempre es fácil, en un territorio que registra una presión humana brutal. Desde la circulación por pistas forestales de todoterrenos, motos y quads, a la necesidad de dedicar más recursos a las áreas recreativas y de acampada, mejorar el reciclado y la participación de la población en el día del Medio Ambiente de Tenerife para que no arriben hasta Arico más de 2.000 toneladas de residuos urbanos, zanjar el déficit de plantas de tratamiento de los residuos de construcción, rehabilitar y recuperar los espacios degradados por la extracción de áridos (el municipio de Güímar es un ejemplo del impacto negativo de estas actividades), mejorar el tratamiento de los residuos ganaderos y agrícolas, etc., son parcelas que aún hemos de labrar con más dedicación, si cabe. Ocurre que una gran parte de estas labores necesitan de un trabajo largo, oscuro y duradero en el tiempo, que no se corresponde ni se premia en las citas electorales, pero no por ello es menos necesaria, al contrario, es imprescindible y debe ser un objetivo primordial no sólo de la Administración sino de toda la sociedad en su conjunto.
Termina el año 2006 y es posible que éste sea mi último balance de un año de gestión medioambiental en la isla de Tenerife. Es por ello que no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer a todos los hombres y mujeres que forman parte de la gran familia del medio ambiente tinerfeño por su dedicación, esfuerzo, profesionalidad y cariño con el que han desarrollado su trabajo en todos estos años en los que hemos estado juntos, trabajando codo con codo, con nuestras luces y con nuestras sombras, pero siempre convencidos de que buscábamos lo mejor para preservar el enorme tesoro natural y cultural de Tenerife. Han sido unos años intensos pero llenos de una enorme satisfacción por el quehacer diario y compartido. A todos ellos va dedicado este último artículo del año 2006.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 31 de Diciembre 2006