domingo, 16 de septiembre de 2007

El Chova, el fuego y las papas


ES BUENO QUE LEAMOS lo ocurrido en Tenerife en los últimos días de julio, lectura que hemos de hacer para aprender y corregir, en lo posible, el rumbo de la nave. Hasta ahora, la calle reclama más medios, incluido el consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, tema éste recurrente en la vida misma.

¿Cuál es el techo de medios que pone un colectivo para resolver un problema? ¿Cuál es la capacidad de transformación y de cambio que produce la voluntad colectiva de un pueblo?
En los incendios anteriores el fuego se producía en masas arboladas, principalmente en pinos; las tierras de cultivo y los caseríos quedaban fuera del alcance de las llamas. En el de este verano, en cambio, más de un tercio de la superficie quemada no es forestal y una parte de la superficie de ahora no lo era hace veinte años. Sin embargo, el lenguaje al uso es "la pinocha" y "los medios" y de los aspectos colaterales del fuego no se habla: agricultura, ganadería y control de las edificaciones en las proximidades. Nuestros "expertos en fuegos", numerosos por la profusión de opiniones vertidas desde el 30 de julio, hacen una lectura urbana del problema: bomberos, bomberos y más bomberos, mientras los ciudadanos son objetos pasivos.
Veamos algunos ejemplos que son ilustrativos. Don Cristóbal Pérez García, El Chova, es un señor del Amparo que tiene 76 años y nos presenta una finca cultivada limpia de maleza dentro del monte quemado en un lugar que llaman 'Los Tres Caminos' ubicado en lo alto del Reventón Montiel; finca sin un arañazo del fuego. Son numerosos los ejemplos de tierras en las que sembraron papas que hicieron de barrera natural contra el fuego, luego ¿no es más barato garantizar un precio a las producciones locales en nuestras medianías -papas, manzanas, cereales, frutales y pastos- que apagar los fuegos, penalizando las tierras balutas para que sus propietarios las arrienden a los agricultores?
Estas producciones permitirían espacios libres de combustible en los veranos, además de suministrar alimentos frescos y garantizar los puestos de trabajo. En ese sentido, no debemos olvidar lo que está ocurriendo en el mercado internacional de los alimentos y cultivos que garantizan población vinculada al territorio y a su cultura.
La lucha contra el fuego más sostenible y barata es la tradicional, la de siempre, la rural, la campesina. La otra es más peliculera, más cara y más problemática, tanto para el medio ambiente como para el bolsillo de los contribuyentes. Valga como ejemplo que un helicóptero alquilado con tripulación cuesta más de 780.000 euros al año.
Creemos condiciones demandando productos de la tierra, poniendo algunas barreras a las importaciones, aunque la Unión Europea no esté de acuerdo -se han traído a la Isla papas incluso de países extracomunitarios como Egipto e Israel mientras las nuestras se pagan a 30 céntimos a los agricultores- y fomentemos la incorporación de los jóvenes al campo, a la ganadería, para que casos como el de El Chova no sean ejemplos aislados. Las principales barreras al fuego las ha puesto siempre el hombre con los cultivos. Por eso hay que cuestionarse, ¿qué da más seguridad a los vecinos: un campo labrado o un camión de bomberos en las proximidades de las casas? Los vecinos han de limpiar las proximidades de las viviendas porque con ello estaríamos atacando el problema en origen y previniendo su aparición, mientras que en el segundo caso, estaríamos tomando medidas para minimizar su daño.
Los vecinos de los caseríos de Las Abiertas, San Francisco de La Montañeta y Farrobo prefieren un campo cultivado y unos entornos limpios de maleza que un camión de bomberos y un helicóptero. Al fuego no sólo se le combate con máquinas, sino con cultura agraria, con miles de Chovas rodeando la masa forestal y los caseríos. Para ello hemos de asociar lo forestal con la agricultura y el consumo. La lucha contra el fuego es otra manera de alimentarnos y de vivir con más solidaridad con el medio; las máquinas son un complemento, nunca una alternativa.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 16 de Septiembre 2007