domingo, 4 de noviembre de 2007

La solución de Canarias está en nuestras manos


EL PRESIDENTE del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, convocó el pasado sábado 27 de octubre en Las Palmas a un amplio colectivo institucional y social formado por sindicatos, empresarios, ecologistas, colegios profesionales, movimientos vecinales, ayuntamientos y cabildos, así como responsables políticos de diferentes administraciones. De la reunión mantenida con el presidente de todos los canarios hemos de sacar varias conclusiones positivas.

En primer lugar, hubo un consenso sobre la inflación de leyes y normas que en numerosas ocasiones llevan a la confusión y generan problemas en la gestión del territorio, creando al mismo tiempo el solapamiento de la burocracia entre las administraciones y entre éstas y los administrados. Digo que es positiva porque, en la medida en que reconozcamos que tenemos un problema, antes podremos solucionarlo.
Paulino Rivero recalcó que los planteamientos de la sostenibilidad y cambio climático son aspectos prioritarios en la acción del gobierno y, en consecuencia, tiene la voluntad de frenar los procesos de urbanización sobre el suelo rústico, concretamente los de las nuevas urbanizaciones turísticas sobre suelo agrícola, al tiempo que defiende la potenciación de la mejora de la planta hotelera sobre el suelo urbanizado.
Sabemos que darle contenido a dichas declaraciones no es nada fácil, ya que hemos estado mucho tiempo con un modelo económico en el que el progreso era sinónimo de urbanizar, mientras que la agricultura y lo rural eran el pasado. La pobreza ha estado vinculada a la agricultura, mientras que los puestos de trabajo, los servicios y, en definitiva, la economía han estado en el entorno del ladrillo. Todos decimos que el progreso tiene un techo por razones obvias y, sin embargo, los adosados y las urbanizaciones han llegado desde Garafía hasta La Graciosa. Canarias no puede soportar 50.000 nuevos habitantes cada año porque somos un territorio limitado. Los atascos de Tenerife y Las Palmas son un claro ejemplo del colapso al que podemos llegar si no tomamos medidas.
Las demandas urbanas y el deterioro de la economía y el paisaje rural, unido a la demanda de recursos limitados -agua, espacio vital, tráfico, tensión sobre el poco suelo agrícola, etc.- nos han hecho cambiar en un breve periodo de tiempo. De cultivar algo más de 1.700 m2. por habitante, hemos pasado a poco más de 200 m2. en la actualidad, quedándonos sólo con 40.000 hectáreas cultivadas en todo el Archipiélago y dependiendo de las importaciones de alimentos en una cifra que ronda el 90% de la demanda local. Mientras, en nuestra tierra continúa el crecimiento urbano y demográfico. Como muestra, un botón: la escolarización de niños de tres años para el presente curso en Fuerteventura ha aumentado en 3.500 plazas con respecto a 2006.
Poner freno a este proceso no es nada fácil. Hasta el presente, en la historia de Canarias, los llamados ciclos económicos han nacido fuera y han muerto cuando los de fuera lo han querido. Recordemos lo ocurrido con la caña de azúcar, la cochinilla o el vino. ¿Tenemos algo que decir los canarios en la actual coyuntura económica? Por supuesto que sí, pero más que decir, debemos actuar. Si nos quedamos en declaraciones para oír los aplausos fáciles y la economía sigue por los mismos derroteros, estamos perdidos. En cambio, si apostamos por un modelo social en el que tomemos nuestros propios caminos y no los marcados por los de fuera, si somos capaces de que el futuro no dependa de otros sino de nosotros, tendremos capacidad para sortear los fatalismos cíclicos marcados por el reloj de la economía.
Con o sin cambio climático, estamos en la obligación de corregir el rumbo de la nave y comenzar a sembrar un nuevo entorno social y ambiental con una participación colectiva en el futuro de esta tierra. No dejemos en un tópico vacío de contenido los planteamientos de una sociedad sostenible, tanto en lo ambiental como en el plano social. Quiero creer que, por una vez, estos aspectos importantes en el futuro de este pueblo, el canario, sean tomados y asumidos de manera colectiva. Paulino Rivero, nuestro presidente, ha dado el primer paso. En mi modestia y con lo que pueda aportar, estoy dispuesto a ayudar para dar el segundo. Los siguientes dependen de todos nosotros, los canarios.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 4 de Noviembre 2007