domingo, 25 de noviembre de 2007

Tenerife y Fuerteventura


EN LOS TIEMPOS que vivimos, cada día surgen nuevos interrogantes sobre la meteorología y si los fenómenos de ahora son nuevos o tienen que ver con ese proverbio castellano que dice que "pasados los años mil, las aguas corren por donde solían ir". No parece razonable que a finales de noviembre la noticia más importante para Tenerife sea una lluvia que ha humedecido la piel de la cara norte de la Isla porque el pasado miércoles, día 21, el que escribe estas líneas planteaba si Tenerife iba a sustituir a Fuerteventura dada la situación vivida en este Archipiélago en estos últimos meses. Es decir, a lo largo de octubre y noviembre prácticamente, no ha llovido nada en la Isla, cuando el mes de noviembre siempre ha sido el más húmedo en nuestra geografía.

Sólo a finales de octubre, en el mejor de los casos, habían caído entre ocho y diez litros en las medianías del Norte y, lo que es aún más extraño, hemos visto pasar tres borrascas de las que dos han entrado en La Palma y la punta de Teno, que está a menos de 100 kilómetros de la Isla Bonita, ha tenido un comportamiento majorero en cuanto a las lluvias.
¿Quiere decir esto que el guardián del desierto que vigila Fuerteventura y Lanzarote con relativa frecuencia va a extenderse hasta las islas occidentales? Éste es uno de los interrogantes que nos desvelará el tiempo y si el llamado cambio climático es el responsable de esta situación nada corriente. Es decir, que llevamos cinco días con lluvia en La Palma -del sábado 17 al miércoles 21-, mientras en Tenerife hemos estado con un sol y unas temperaturas propias del verano de Fuerteventura.
Por ello, con las lluvias del miércoles 21 y jueves 22, estamos de enhorabuena, y si bien la tierra no se ha mojado, sí por lo menos nos ha dejado un nivel de humedad sobre nuestra Isla, en particular sobre los cultivos y los montes, algo muy importante porque teníamos peligro de incendio al no haber llovido en nuestros montes desde el mes de abril, siendo, sin duda, el peor año que conocemos por las temperaturas y sequedad que hemos sufrido en los últimos meses.
Estas líneas pretenden hacer una reflexión sobre el caso del agua, sobre las actitudes hacia nuestra naturaleza y el medio ambiente, y, sobre todo, porque posiblemente hemos tenido en los últimos días numerosos toques de atención que nos tememos que son avisos de posibles situaciones en el futuro. Es decir, no sólo esta sequía prolongada nada normal, sino los cortes de agua a un colectivo amplio de población -más de 50.000 personas-, así como los atascos en las dos autopistas son temas interrelacionados en un modelo de vida con unas demandas de no fácil respuesta.
Las sequías que hemos tenido en estos tiempos, con una menor presión demográfica y una cultura más pegada al territorio, habían generado una preocupación social en nuestro pueblo, asumiendo y entendiendo las leyes de la naturaleza. Sin embargo, en estos momentos parece que no se ha hablado de la sequía, salvo en sectores minoritarios del mundo rural, y, lo que es más preocupante, se habla de nuevos campos de golf, piscinas, jacuzzis, autopistas, etc.
Por ello queremos concluir con una reflexión, en la que el hombre ha de estar más cerca de la naturaleza en todos los aspectos y esperemos que esta sequía prolongada sea un episodio aislado y no sea la expansión del desierto hacia las islas occidentales del Archipiélago, porque sí parece que lo que hemos vivido en Tenerife no ha sido normal, al menos, en lo que conocemos de la historia de los últimos 500 años.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 25 de Noviembre 2007