EN LOS TIEMPOS que vivimos, cada día surgen nuevos
interrogantes sobre la meteorología y si los fenómenos de ahora son nuevos o
tienen que ver con ese proverbio castellano que dice que "pasados los años
mil, las aguas corren por donde solían ir". No parece razonable que a
finales de noviembre la noticia más importante para Tenerife sea una lluvia que
ha humedecido la piel de la cara norte de la Isla porque el pasado miércoles,
día 21, el que escribe estas líneas planteaba si Tenerife iba a sustituir a
Fuerteventura dada la situación vivida en este Archipiélago en estos últimos
meses. Es decir, a lo largo de octubre y noviembre prácticamente, no ha llovido
nada en la Isla, cuando el mes de noviembre siempre ha sido el más húmedo en
nuestra geografía.
Sólo a finales de octubre, en el mejor de los casos, habían
caído entre ocho y diez litros en las medianías del Norte y, lo que es aún más
extraño, hemos visto pasar tres borrascas de las que dos han entrado en La
Palma y la punta de Teno, que está a menos de 100 kilómetros de la Isla Bonita,
ha tenido un comportamiento majorero en cuanto a las lluvias.
¿Quiere decir esto que el guardián del desierto que vigila
Fuerteventura y Lanzarote con relativa frecuencia va a extenderse hasta las
islas occidentales? Éste es uno de los interrogantes que nos desvelará el
tiempo y si el llamado cambio climático es el responsable de esta situación
nada corriente. Es decir, que llevamos cinco días con lluvia en La Palma -del
sábado 17 al miércoles 21-, mientras en Tenerife hemos estado con un sol y unas
temperaturas propias del verano de Fuerteventura.
Por ello, con las lluvias del miércoles 21 y jueves 22,
estamos de enhorabuena, y si bien la tierra no se ha mojado, sí por lo menos
nos ha dejado un nivel de humedad sobre nuestra Isla, en particular sobre los
cultivos y los montes, algo muy importante porque teníamos peligro de incendio
al no haber llovido en nuestros montes desde el mes de abril, siendo, sin duda,
el peor año que conocemos por las temperaturas y sequedad que hemos sufrido en
los últimos meses.
Estas líneas pretenden hacer una reflexión sobre el caso del
agua, sobre las actitudes hacia nuestra naturaleza y el medio ambiente, y,
sobre todo, porque posiblemente hemos tenido en los últimos días numerosos
toques de atención que nos tememos que son avisos de posibles situaciones en el
futuro. Es decir, no sólo esta sequía prolongada nada normal, sino los cortes
de agua a un colectivo amplio de población -más de 50.000 personas-, así como
los atascos en las dos autopistas son temas interrelacionados en un modelo de
vida con unas demandas de no fácil respuesta.
Las sequías que hemos tenido en estos tiempos, con una menor
presión demográfica y una cultura más pegada al territorio, habían generado una
preocupación social en nuestro pueblo, asumiendo y entendiendo las leyes de la
naturaleza. Sin embargo, en estos momentos parece que no se ha hablado de la
sequía, salvo en sectores minoritarios del mundo rural, y, lo que es más
preocupante, se habla de nuevos campos de golf, piscinas, jacuzzis, autopistas,
etc.
Por ello queremos concluir con una reflexión, en la que el
hombre ha de estar más cerca de la naturaleza en todos los aspectos y esperemos
que esta sequía prolongada sea un episodio aislado y no sea la expansión del
desierto hacia las islas occidentales del Archipiélago, porque sí parece que lo
que hemos vivido en Tenerife no ha sido normal, al menos, en lo que conocemos
de la historia de los últimos 500 años.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 25 de Noviembre 2007