domingo, 9 de diciembre de 2007

Plátanos: vino nuevo en odres viejos


ESTA SEMANA han ingresado en los bolsillos de los agricultores los 18 céntimos de ayuda comunitaria por cada kilo de plátanos. Sin lugar a dudas, esto es un vaso de agua para alguien que ha recorrido unos duros barrancos un día de siroco, pues los precios de la primera mitad del presente año han sido ruinosos. En ese sentido, lamentamos que hoy, a finales de 2007, no se vea ninguna iniciativa del sector para una situación que, sin duda, hipoteca el futuro de este colectivo. Es decir, no se ha tomado ninguna medida que a todas luces entendemos que es necesaria y básica para este gremio. Es más, Asprocan encargó un estudio en el que se plantean posibles salidas para el futuro del sector del plátano y según parece, tales propuestas continúan durmiendo en una gaveta por ahí, al igual que otro estudio que daba posibilidades en el mercado alemán.

A día de hoy, en la Unión Europea y en todo el mundo se plantean medidas económicas para economizar costes y para hacernos más competitivos en esto que ahora llaman Aldea Global. Sin embargo, aquí, en Canarias, parece que estamos al margen de dichas medidas y continuamos con un minifundismo comercial, manteniendo administraciones, empaquetados y un espejismo de calidades que no se ajustan a la realidad, pues mientras nuestros competidores tienen una o dos categorías, nosotros llegamos hasta seis y todo este mundo burocrático le grava los costes al consumidor, sin que se le aporten rentas a los agricultores. Seguimos con una comercialización de otra época (odres viejos) cuando la maduración y distribución estaban atomizadas y teníamos un mercado cautivo. Ahora tenemos que encontrarnos con la tariff only y las multinacionales y nosotros seguimos con más de 50 empaquetados y un número similar de empresas que comercializan el producto.
Así, por ejemplo, en estos momentos se venden los plátanos de Canarias en la Península a más de dos euros, mientras las bananas de los competidores están por debajo de un euro; situación que indudablemente está erosionando a nuestros mejores aliados, que son las amas de casa de la Península. Hasta ahora nos siguen comprando el 100% de los plátanos de Canarias, pero hemos perdido cerca de un 30% de mercado peninsular, y lo que es peor, nos tememos que seguiremos perdiendo cuota de mercado, ya que no hemos sido capaces de mejorar en comercialización y precio. Sin embargo, se ha hecho una mejora importante en el tratamiento de la fruta, así como en un menor uso de los pesticidas.
De esta manera, en los próximos meses, cuando la producción semanal pase de los cinco o seis millones de kilos que tenemos actualmente a los 10 ó 12 que se producirán con toda seguridad antes de febrero, veremos cómo gran parte de los plátanos de Canarias se quedarán en nuestros barrancos. Y todo ello porque no hemos sido capaces de prever mercados para esta producción ni de mejorar nuestras relaciones en lo que fue hasta hace unos años un mercado cautivo, es decir, no hemos cuidado a nuestros aliados históricos, consumidores, maduradores y distribuidores en la Península, y hoy, el bolsillo y la falta de claridad en la comercialización hacen que la banana esté mordiendo el espacio del plátano canario.
Por ello, estas líneas pretenden, una vez más, plantear que los problemas de presente y de futuro del plátano no están ni en Bruselas ni en Madrid, sino que debemos resolverlos aquí, en casa. Y para ello, tanto el estudio anteriormente citado como la coyuntura internacional nos obligan a tomar medidas para garantizar la pervivencia de dicho cultivo. No nos vale continuar con lamentos y mirar para otro lado. Los plátanos de Canarias tendrán futuro en tanto en cuanto aquí se tomen una serie de medidas básicas que nos permitan suprimir una serie de costes y barreras totalmente artificiales y que, por otra parte, la comercialización tenga un carácter profesional, ya que no es de recibo que hoy, a 9 de diciembre de 2007, no haya unas previsiones del volumen de fruta que debemos cortar en enero, febrero y marzo y hacia qué mercados las debemos destinar.
Es muy difícil explicarle a los ciudadanos que en el mundo de los ordenadores y de la comunicación no sepamos cuántas piñas hay nacidas y su posible corte y, en consecuencia, el mercado donde los vamos a destinar. Si hemos perdido un 30% de la cuota de mercado peninsular, en buena lógica deberíamos abrir mercados al norte de los Pirineos para dicha fruta, máxime cuando sabemos que la situación que se va a producir a partir de enero en cuanto a aranceles, aduanas y demás aún va a complicar más la situación. De este modo, si los plátanos comunitarios que demanda la Unión Europea son sólo entre un 6% y un 10%, no es pretencioso por nuestra parte mantener este nicho de mercado para los próximos años porque el plátano en Canarias es paisaje, cultura y puestos de trabajo; e incluso más sanos, al tener menos pesticidas que las bananas de la competencia.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 9 de Diciembre 2007