domingo, 6 de abril de 2008

El agua y los votos


ESTA SEMANA se ha celebrado el Día Mundial del Agua, y el Ebro ha estado a punto de inundar Zaragoza e incluso ha visitado la Expo, donde este verano se le presentan al mundo los logros que la tecnología y los buenos políticos hacen con el líquido elemento. Decimos esto, porque según el profesor y político López Aguilar, los peores políticos de España estamos en Canarias, incluidos, claro está, todos los del PSOE. Lo que no sabemos es si él se incluye o no entre los malos políticos canarios, porque como ya nos ha abandonado y se ha marchado para la piel de toro?

Por todo ello, que el Ebro endulce el Mediterráneo en Tortosa y que en Barcelona estén sin agua y tengan que traerla en barco de Marsella, o bien de la desaladora de Carboneras de Almería, rompe todos los esquemas, máxime cuando las dos comunidades, Aragón y Cataluña, las gobierna el mismo partido político, el PSOE.
Así, se plantea construir desaladoras para producir un volumen de agua equivalente a los alumbramientos de las galerías y pozos de Tenerife en 2006, 160 hm3, con un coste superior a los 568 millones de euros, que supone las obras que se han de realizar antes de 2012, sólo para Barcelona y entorno.
El Ebro se desborda y Aragón está en estrés hídrico, ¿ustedes lo entienden? Yo no. Y las aguas del Segre, afluente del Ebro, no se desvían al Llobregat porque "El buen gobierno" de Zapatero no autoriza el trasvase, aunque éste sea temporal. E incluso los leridanos no están por retirar agua de dicha comarca al resto de Cataluña para atender la demanda urbana de Barcelona, ya que los pantanos están al veinte por ciento de su capacidad.
Por otra parte, la desaladora prometida por Zapatero hace cuatro años para aportar un caudal de 60 hm3/año -algo menos de lo que producen las galerías de la isla de La Palma-, aún no funciona, pero sí parece que está más adelantada que las propuestas y demandadas por el Cabildo para Granadilla y Fonsalia, en Guía de Isora. Como vemos, la política y el uso razonable de los recursos se impone, ya que el agua se va al mar en el lamentable debate político ambiental, demandando el líquido elemento poblaciones situadas en las proximidades del río más caudaloso de España.
Tenemos que desalar agua del mar, emitiendo a la atmósfera CO2, o lo que es lo mismo, contradiciendo el protocolo de Kioto, que dice que defendemos y que presentaremos este verano en la Expo de Zaragoza. Y lo que es peor, el agua que en estos momentos suministran a Barcelona desde Marsella o Almería es unas diez veces más cara que la aportada en el entorno, y no digamos los costes energéticos de cada hm3 transportado en barco.
En Tenerife y en Canarias no estamos para fiestas, pero aún no tenemos cortes de agua. Sin embargo, no olvidemos que estamos ante el año más seco de los últimos sesenta años, posiblemente comparable al año 1948-49, con más de cincuenta días de aire sahariano a lo largo del invierno y con apenas lluvias. Eso sí, no debemos idealizar que tengamos el mejor sistema del mundo en Tenerife. Así, por ejemplo, es altamente necesario atender las demandas de las zonas litorales con agua desalada del mar, dejando el agua de las galerías para atender la demanda de la población del interior y la agricultura (no olvidemos que elevar agua a una cota de 600 metros equivale al coste energético de la desalación, más de tres kilovatios m3).
Hagamos una lectura crítica de lo que hemos hecho aquí en materia de aguas para que hoy no entremos en un debate como los catalanes, valencianos y murcianos en el que las propuestas de la Sra. Narbona, de no a los trasvases, no ha dado alternativas. Aquí, con muchos errores, aún tenemos agua en el grifo y regamos unas 25.000 hectáreas en Canarias. Hagamos un esfuerzo por mantener el listón, asumiendo costes ambientales y económicos. El actual sistema de no al trasvase, le ha dado votos en La Rioja y Aragón al PSOE; en Valencia y Murcia al PP, y negocio a las industrias desaladoras.
Como contradicción de lo que hacemos mal, el próximo junio se presentará al mundo la Feria Mundial del Agua sobre tecnología y política hídrica, en un espacio inundado la semana pasada, la Expo. Es un buen sitio para romper con muchos complejos de los canarios, en el que numerosas generaciones han dejado un patrimonio material y cultural importante, desde el aljibe en el Faro de Alegranza hasta el Pozo de los Padrones, en Frontera. Afortunadamente, no todo lo que hemos hecho y hacemos en la actualidad en Canarias se ajusta a la valoración de López Aguilar.
Las cosas hemos de hacerlas con sentido común y el interés general, olvidándonos de las miserias electorales. Lo que está ocurriendo en la Península es un ejemplo de libro de lo que no se debe hacer. La desalación no es alternativa: es un calmante con costes económicos y ambientales altos. Así, el agua de las crecidas del Ebro no se retiene en pantanos y ahora se plantean, incluso, hacer un trasvase desde el Ródano. Desde la lógica de la vida pienso que éste no es el camino.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 6 de Abril 2008