ESTA SEMANA se ha celebrado el Día Mundial del Agua, y
el Ebro ha estado a punto de inundar Zaragoza e incluso ha visitado la Expo , donde este verano se le
presentan al mundo los logros que la tecnología y los buenos políticos hacen
con el líquido elemento. Decimos esto, porque según el profesor y político
López Aguilar, los peores políticos de España estamos en Canarias, incluidos,
claro está, todos los del PSOE. Lo que no sabemos es si él se incluye o no
entre los malos políticos canarios, porque como ya nos ha abandonado y se ha
marchado para la piel de toro?
Por todo ello, que el Ebro endulce el Mediterráneo en
Tortosa y que en Barcelona estén sin agua y tengan que traerla en barco de
Marsella, o bien de la desaladora de Carboneras de Almería, rompe todos los
esquemas, máxime cuando las dos comunidades, Aragón y Cataluña, las gobierna el
mismo partido político, el PSOE.
Así, se plantea construir desaladoras para producir un
volumen de agua equivalente a los alumbramientos de las galerías y pozos de
Tenerife en 2006, 160 hm3, con un coste superior a los 568 millones de euros,
que supone las obras que se han de realizar antes de 2012, sólo para Barcelona
y entorno.
El Ebro se desborda y Aragón está en estrés hídrico,
¿ustedes lo entienden? Yo no. Y las aguas del Segre, afluente del Ebro, no se
desvían al Llobregat porque "El buen gobierno" de Zapatero no
autoriza el trasvase, aunque éste sea temporal. E incluso los leridanos no
están por retirar agua de dicha comarca al resto de Cataluña para atender la
demanda urbana de Barcelona, ya que los pantanos están al veinte por ciento de
su capacidad.
Por otra parte, la desaladora prometida por Zapatero hace
cuatro años para aportar un caudal de 60 hm3/año -algo menos de lo que producen
las galerías de la isla de La
Palma-, aún no funciona, pero sí parece que está más adelantada
que las propuestas y demandadas por el Cabildo para Granadilla y Fonsalia, en
Guía de Isora. Como vemos, la política y el uso razonable de los recursos se
impone, ya que el agua se va al mar en el lamentable debate político ambiental,
demandando el líquido elemento poblaciones situadas en las proximidades del río
más caudaloso de España.
Tenemos que desalar agua del mar, emitiendo a la atmósfera
CO2, o lo que es lo mismo, contradiciendo el protocolo de Kioto, que dice que
defendemos y que presentaremos este verano en la Expo de Zaragoza. Y lo que es
peor, el agua que en estos momentos suministran a Barcelona desde Marsella o
Almería es unas diez veces más cara que la aportada en el entorno, y no digamos
los costes energéticos de cada hm3 transportado en barco.
En Tenerife y en Canarias no estamos para fiestas, pero aún
no tenemos cortes de agua. Sin embargo, no olvidemos que estamos ante el año
más seco de los últimos sesenta años, posiblemente comparable al año 1948-49,
con más de cincuenta días de aire sahariano a lo largo del invierno y con
apenas lluvias. Eso sí, no debemos idealizar que tengamos el mejor sistema del
mundo en Tenerife. Así, por ejemplo, es altamente necesario atender las
demandas de las zonas litorales con agua desalada del mar, dejando el agua de
las galerías para atender la demanda de la población del interior y la
agricultura (no olvidemos que elevar agua a una cota de 600 metros equivale al
coste energético de la desalación, más de tres kilovatios m3).
Hagamos una lectura crítica de lo que hemos hecho aquí en
materia de aguas para que hoy no entremos en un debate como los catalanes,
valencianos y murcianos en el que las propuestas de la Sra. Narbona , de no a
los trasvases, no ha dado alternativas. Aquí, con muchos errores, aún tenemos
agua en el grifo y regamos unas 25.000 hectáreas en Canarias. Hagamos un
esfuerzo por mantener el listón, asumiendo costes ambientales y económicos. El
actual sistema de no al trasvase, le ha dado votos en La Rioja y Aragón al PSOE; en
Valencia y Murcia al PP, y negocio a las industrias desaladoras.
Como contradicción de lo que hacemos mal, el próximo junio
se presentará al mundo la
Feria Mundial del Agua sobre tecnología y política hídrica,
en un espacio inundado la semana pasada, la Expo. Es un buen sitio para romper con muchos
complejos de los canarios, en el que numerosas generaciones han dejado un
patrimonio material y cultural importante, desde el aljibe en el Faro de
Alegranza hasta el Pozo de los Padrones, en Frontera. Afortunadamente, no todo
lo que hemos hecho y hacemos en la actualidad en Canarias se ajusta a la
valoración de López Aguilar.
Las cosas hemos de hacerlas con sentido común y el interés
general, olvidándonos de las miserias electorales. Lo que está ocurriendo en la Península es un ejemplo
de libro de lo que no se debe hacer. La desalación no es alternativa: es un
calmante con costes económicos y ambientales altos. Así, el agua de las
crecidas del Ebro no se retiene en pantanos y ahora se plantean, incluso, hacer
un trasvase desde el Ródano. Desde la lógica de la vida pienso que éste no es
el camino.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 6 de Abril 2008