domingo, 15 de junio de 2008

Hipotecas contra alimentos


ESTOS DÍAS asistimos a la preocupción por el abastecimiento de alimentos y las huelgas en los transportes y la pesca, lo que nos hace meditar sobre esta problemática. En todo este marco, está el petróleo como elemento fundamental: agricultura, subsidios agrarios, comercio mundial, empresas multinacionales, etc., que mueven los alimentos. Así, hemos pasado del autoabastecimiento con problemas, caso de las dos guerras mundiales con un comercio muy limitado, productos imperecederos, cereales, aceite y azúcar, a un comercio basado en el frío y una mejora significativa en la circulación de mercancías perecederas, frutas, verduras, pescado, lácteos y productos ganaderos.

Por otra parte, queremos hacer extensivo dicho comercio para el planeta, internacionalizando agricultura, comercio y alimentación en nombre de la famosa Ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), mientras la producción local y el autoabastecimiento han retrocedido de manera importante en la mayor parte de nuestras ciudades en Canarias.
Hemos asumido que podemos vivir prescindiendo de los agricultores y ganaderos y en este marco se plantea no subsidiar la agricultura de los países ricos y alimentarnos con producciones de países pobres para ser supuestamente solidarios con los mismos, con sueldos propios de su economía. Es decir, como los agricultores de nuestro entorno no están dispuestos al cultivo de la tierra con los salarios del Tercer Mundo, la alternativa propuesta por la ONG Oxfam en la cumbre de la FAO en Roma es cortar los 80.000 millones de euros que en 2006 recibió la agricultura de Estados Unidos y Europa como subsidio agrario que ha permitido que los agricultores de los países ricos no se arruinen ante las importaciones de terceros países con salarios de hambre. Así, nos encontramos un doble rasero: mientras en la FAO y otros foros internacionales se escandalizan por los subsidios que obtienen los agricultores de los países industriales, sorpresivamente no cuestionan los recursos que han puesto dichos países para reflotar bancos en quiebra.
En los últimos meses, las cifras puestas por los bancos europeos y norteamericanos superan los 300.000 millones de dólares en inversiones sólo en las hipotecas "subprime"; bancos como Bradfor&Bingaly, Nothern Rock, West L.B. y otros recursos puestos para tapar agujeros financieros de cientos de miles de millones de dólares, mientras en Roma los planteamientos no son poner recursos para apoyar la agricultura de los países que padecen el hambre ante una crisis en la producción mundial de alimentos y, sobre todo, los cambios en la demanda de alimentos, no sólo por el incremento de la población del planeta en medio siglo de 2.500 a 6.700 millones de personas y, lo que es más importante, el incremento en los comensales que antes no comían. Así, por ejemplo, un chino ha pasado de comer 20 kilos de carne al año en 1980 a unos 50 kilos en la actualidad. Es decir, nos encontramos en una lucha entre hipotecas contra alimentos, con el inconveniente de que las primeras ni se comen ni sacian el hambre.
En Canarias hemos de tener medidas que potencien las mejoras en el campo, aspectos fiscales, inversiones, control de las importaciones de países terceros, un rasero que no dé ventajas a las producciones en el exterior sobre la local, como ocurre con el queso, el pollo y un largo etcétera, y la defensa del suelo agrario y del agua para la agricultura.
Necesitamos una política de hechos concretos que permita actuaciones concretas ante la problemática del campo, como es el caso de los problemas sufridos este año con la sequía en Canarias y que el Gobierno de España ni siquiera ha reconocido. En nuestro territorio tenemos numerosas dificultades con las actuales pautas comunitarias para aportar las ayudas del sistema de seguros agrarios. Los apoyos a la agricultura en las Islas tienen más que suficientes razones en los planos estratégicos y sociales y, sobre todo, ambientales porque son los agricultores y ganaderos los que contribuyen a la limpieza y mantenimiento de amplios espacios agrarios y la retirada de materia orgánica del monte.
Seguridad alimenticia y defensa del medio ambiente son, por tanto, razones más que suficientes para apoyar de manera decidida la agricultura y la ganadería en nuestra tierra, que tiene una mayor dependencia del mercado internacional debido a la lejanía, lo que nos hace ser doblemente frágiles al depender no sólo de la abundancia de los alimentos en el exterior, sino también del transporte a las Islas. La agricultura en Canarias juega un papel estratégico de primer orden. Asumamos esto con hechos y no con declaraciones altisonantes.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 15 de Junio 2008