domingo, 1 de junio de 2008

Costes ambientales y costes energéticos


LA COMUNIDAD Autónoma de Canarias ha producido 11.000 toneladas de neumáticos fuera de uso en el último año, lo que equivale a 30 toneladas diarias; neumáticos que hemos dejado de enterrar en los vertederos isleños exportándolos a Alemania.
En las islas estamos construyendo campos de césped artificial que demanda cada uno más de 100 toneladas métricas de granzón de goma, aparte de otras aplicaciones que se pueden dar a este material, generando puestos de trabajo en nuestro territorio y favoreciendo el transporte. Mientras, en Nápoles, los residuos urbanos salen de la ciudad todas las noches en un tren para incinerarlos en la ciudad alemana de Leipzig. Hemos de entender que el mover los residuos tiene un elevado coste económico y, sobre todo, energético, y que debemos ir hacia una economía reciclando los residuos en las proximidades de donde se producen.
Esto pone de manifiesto el esfuerzo que tenemos que hacer en conseguir instalaciones industriales relacionadas con el reciclaje, algo que en nuestras Islas no es fácil dadas las dimensiones de los mercados, los costes de las instalaciones y el posible rechazo social que generaría en nuestro pueblo toda instalación que tenga a los residuos como factor principal.
Las demandas y exigencias que habitualmente expresamos en cualquier ámbito de nuestra sociedad por el aire limpio y la naturaleza se contradicen desde el momento que asumimos las emisiones de los tubos de escape y no lo hacemos con un simple gallinero o una industria con chimenea. La tardía incorporación a los beneficios y efectos que la revolución industrial nos ha traído en el último siglo hace que asuntos de este calibre tengan un alto nivel de rechazo.
Sería bueno que nuestro pueblo, tan dado a viajar, haga un recorrido por la historia de Gran Bretaña, que en pleno siglo XVIII, cuando poseía la mayor industria de construcción de veleros del mundo, dio un paso tan significativo para la historia de la humanidad como fue la puesta en marcha de la máquina de vapor. Entre otras cosas, aquellos aparatos llenaban de hollín numerosas ciudades europeas en lo que fue el comienzo de la revolución industrial; hollín y vapor, elementos que tuvieron mucho que ver con la expansión del imperio británico a lo largo de los siglos y con la mejora de la calidad de vida para gran parte de la humanidad.
Hoy en día, en el siglo XXI, gran parte de lo que llamamos residuos hemos de convertirlos en recursos y el Complejo Medioambiental de Arico tiene que generar actividad económica y logros ambientales para los ariqueros y para la Isla. Así, en estos momentos estamos en la fase de adjudicación de industrias recicladoras del Complejo para evitar enterrar o exportar neumáticos, maderas, plásticos, neveras, chatarra, aparatos eléctricos y que se tire por el fregadero el aceite de freír el pescado con el objetivo de conseguir convertir estos antiguos desechos en recursos, lo que supondrá un avance en la gestión de los residuos a nivel de la Isla.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 1 de Junio 2008