EL HOMBRE y la naturaleza hace mucho que se entienden, con
más o menos recursos. Cada civilización domestica la naturaleza según su
cultura y sus medios. Últimamente hemos creído que nosotros podemos hacer
naturaleza según nuestros intereses, y en ese debate estamos con la llamada
globalización, los cambios climáticos, la alteración genética de las plantas y
los animales y un largo etcétera que nos debe hacer meditar a todos.
Estos
días, sin quererlo, nos hemos encontrado con un incendio en una de las zonas
más ricas del planeta como es California, donde se han arrasado 17.000
hectáreas y ha habido 800 viviendas calcinadas, 11 heridos y 30.000 evacuados,
por no hablar del desastre ecológico. Aquí, en Canarias, tenemos un debate
sobre los planteamientos de
Aprovecho esta ocasión para decir algunas cosas que, si bien
pueden ser repetitivas con planteamientos anteriores expuestos en este mismo
espacio, cada vez que doy una vuelta por el medio rural de toda Canarias, salvo
Lanzarote y Fuerteventura, me obligan a insistir. Contemplo con preocupación y
con mi cultura de mago cómo importantes masas de vegetación rodean casas e
incluso núcleos importantes de vegetación; situación que es altamente grave al
final de nuestros prolongados veranos. Por ello, las imágenes de California y
el debate sobre la Ley
de Medidas Urgentes son una oportunidad para este avanzado noviembre, en el que
los alcaldes de Coalición Canaria en Tenerife han planteado, entre otras cosas,
que la Administración
más próxima a los vecinos, es decir, los ayuntamientos, con los apoyos que se
consideren necesarios, limpien y mantengan en condiciones y sin vegetación al
menos 500 metros en los entornos de las zonas forestales.
El pasado miércoles, la reunión de 17 alcaldes de CC en San
Juan de la Rambla
con el consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, Domingo Berriel, y
la consejera de Planificación del Cabildo, Pino de León, así como otros
destacados miembros de la
Administración , nos hace que miremos a las palabras del
gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, durante esta semana, donde
dice que el fuego no se apaga sólo con helicópteros y aviones y donde lamenta
que sus compatriotas hayan hecho mansiones rodeadas de monte a su libre
albedrío, amparándose en un liberalismo económico que les permite hacer
prácticamente lo que les da gana en cualquier lugar de su país sin tener en
cuenta la repercusión posterior.
Es en este marco donde debemos decir que necesitamos que se
impliquen todos los ayuntamientos y las administraciones en las que se
incluyen, lógicamente, el área de Medio Ambiente del Cabildo y el Ministerio de
Medio Ambiente, para crear condiciones sociales y económicas que hagan posible
que nuestros agricultores labren las tierras porque la agricultura y la
ganadería le sean rentables. En caso de que lo anterior no ocurra, tendremos
que implicar a las Administraciones en la lucha para impedir los próximos
incendios, labrando ahora, en época lluviosa, las tierras y eliminando el
posible combustible para el verano.
En este mismo estado de cosas, la Ley de Medidas Urgentes se
plantea aliviar a nuestros agricultores de una serie de barreras supuestamente
conservacionistas que carga de burocracia papelera cualquier obra en el medio
rural e incluso actividades tradicionales del campo, en el que supuesto
planteamiento de protección de flora y fauna aburre a todo aquel que quiera
acercarse al campo, aunque sea un fin de semana. Valga como ejemplo de una mala
utilización de un marco legal hecho desde la ciudad, el caso del gallo de
Tirajana, denunciado por una urbanita que ha ido a vivir al campo dado que le
perturbaba sus horas de sueño.
El planteamiento de la nueva ley es que lo que no está
prohibido, está permitido. Sin embargo, hasta ahora, con la ley vigente, lo que
no está autorizado, está prohibido, con lo que la gente no puede apenas
realizar labores en el campo, dándose casos de auténtico surrealismo, donde se
ha multado a agricultores con cantidades millonarias por arreglar un muro de un
cuarto de aperos, por levantar una pared de un cantero que se ha caído o la
construcción de un estanque para riego. Ahora, la nueva ley plantea un silencio
positivo. Es decir, si en cuatro meses la Administración no
da una respuesta, se entiende que es positiva.
La reunión de los alcaldes de Coalición es un primer paso
para avanzar y recuperar el campo. No podemos soñar con helicópteros, aviones y
superhombres que apaguen los incendios; ni el mismísimo Terminator ha podido detener
el fuego de California. Los incendios se apagan en invierno, haciendo labores
de prevención, limpiando las zonas de medianías abandonadas y manteniendo los
entornos de las casas limpios de combustible.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 23 de Noviembre 2008