EL PASADO día 3 tuve la fortuna de presentar en el Círculo
de Amistad XII de Enero, dentro de los actos de la Fundación Pedro
García Cabrera, un trabajo de Juan Jesús Bermúdez Ferrer denominado
"Canarias ante el declive del petróleo". Esta obra versa sobre los
problemas energéticos en el mundo y la problemática que se nos avecina por la
dependencia de las energías fósiles y, en particular del petróleo, en una
agricultura y un modelo de vida altamente dependiente del llamado oro negro.
Valga como ejemplo que en el mundo se están consumiendo unos
85 millones de barriles de petróleo diarios y según todos los expertos la
producción va a descender de manera paulatina en los próximos años. Como en
estos momentos la distribución de los recursos ha cambiado, es decir, las
llamadas economías emergentes -China, India, Brasil, Rusia- han irrumpido en el
mercado mundial de petróleo, vamos a tener que hablar de otra manera sobre los
modelos económicos.
Así, por ejemplo, Canarias demanda cada día 125.000 barriles
de petróleo, o lo que es lo mismo, estamos en torno a los 10 litros de petróleo
por habitante y día. Estamos hablando de consumos similares a los que tiene un
norteamericano medio, dado que somos altamente dependientes no sólo en el
transporte, sino sobre todo porque la elevación de agua de los pozos y la
desalación, unido a las demandas de los automóviles, en las que hemos alcanzado
una de las cifras más elevadas del mundo en número por habitante, nos hacen
altamente dependientes del petróleo.
Entremos en materia en el libro de Juan Jesús Bermúdez. Es
un trabajo que pone de manifiesto que la globalización en gran medida depende
de la energía y, en particular, del petróleo, puesto que el resto de las
energías -carbón, nuclear, alternativas-, juegan un papel minoritario en las
demandas actuales. Por otra parte, sólo en el caso del carbón pudiera ser una
alternativa, pero genera un problema de contaminación que puede derivar hacia
el cambio climático.
No olvidemos que hablar del petróleo es hablar también de la
comida. Gran parte de la producción de alimentos se ha incrementado, como bien
plantea Bermúdez, desde los fertilizantes que ponemos a nuestros campos,
bombeos en los sistemas de riegos, pesticidas y un largo etcétera. Por todo
ello, el otro aspecto del libro de Bermúdez es el crecimiento de la población
del mundo en el que nos vuelve a recordar las teorías de Malthus de 1798. El
crecimiento de la población es de unos 70 millones de personas al año, con lo
cual ya estamos en 6.600 millones de personas en el planeta Tierra, lo que hace
que las demandas de alimentos y recursos aún nos complica más la situación.
Valga como ejemplo el caso de Canarias. Las islas tenían a
comienzo del siglo XX poco más de 300.000 habitantes y en un siglo -de 1900 a
2000- se ha multiplicado por seis, con todo lo que eso significa en demanda de
suelo, agua y recursos, unido a los cambios en nuestro sistema de vida, con
hábitos muy austeros del mundo rural a los consumos que todos conocemos en
nuestras ciudades.
Por ello, Juan Jesús Bermúdez plantea bien que el hablar de
población y recursos no es un tema catastrofista ni fatalista, sino que tenemos
que meditar y leer su trabajo puesto que los próximos años, más allá de la
coyuntura económica en la que estamos, nos obligan a mirar al territorio con
otra óptica.
Así por ejemplo, en el año 1943 se cultivaban en Canarias
algo más de 2.000 metros cuadrados de tierra por habitante, mientras hoy en
día, en 2008, apenas alcanzamos los 200 metros. Si además de todo esto, somos
más dependientes en cuanto a abonos y aguas, estas cifras nos deben hacer
reflexionar seriamente. Otro dato clarificador: en 1987 exportábamos en
Canarias más de 70.000 toneladas de papas y en 2008 hemos importado más de
150.000. Por ello, el trabajo de Juan Jesús Bermúdez nos hace entrar en eso que
ahora se llama Huella Ecológica, que no es sólo hablar de los pájaros y la
flora vascular, sino de cómo comemos y vivimos en un territorio y de los
recursos que disponemos y lo que le vamos a dejar a nuestros hijos.
Aprovecho estas líneas para felicitar a Juan Jesús Bermúdez
por su trabajo. Creo que es necesario que nuestros ciudadanos lo estudien y
hagan una lectura en otra manera de interpretar el medio y la naturaleza, con
un compromiso de futuro, sin fatalismo, pero sí con realismo.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 7 de Diciembre 2008